Método PH (Psico-Antropológico):
- Pamela Hurtado

- 27 ago
- 9 Min. de lectura

Una propuesta de intervención colaborativa que integra mirada sistémica, psicoanálisis y cultura como eje clínico
Resumen
Este artículo presenta el método PH (Psico-Antropológico) como un dispositivo de acompañamiento terapéutico que articula tres tradiciones: (1) la mirada sistémica de la persona inserta en redes de relación; (2) la antropología de la cultura como entramado de significados, prácticas y memorias encarnadas; y (3) la escucha psicoanalítica centrada en deseo, conflicto y transferencia. El método propone una condición colaborativa y participativa: terapeuta y consultante co-construyen hipótesis y acciones, asumiendo que la investigación de la experiencia es inseparable de su transformación. Para operacionalizar la cultura como eje de intervención, el método organiza el trabajo en tres ejes —psicolingüístico, cognitivo y simbólico— y una secuencia cíclica de fases (encuadre, cartografía ecosistémica, lectura cultural y memoria, experimentación y co-evaluación). Se argumenta que los patrones de conducta y las memorias adscritas a la endoculturación se hacen visibles cuando se triangula discurso, práctica y afecto, y cuando el/la terapeuta se incluye como agente reflexivo en el análisis. La propuesta dialoga con la teoría general de sistemas, la antropología interpretativa y de la práctica, la memoria cultural, la psicología del lenguaje y tradiciones terapéuticas dialógicas y narrativas.
1. Introducción:
Por qué cultura, por qué sistema, por qué transferencia
En la clínica contemporánea, el sufrimiento subjetivo emerge en la intersección de tramas relacionales, régimenes de sentido y economías de deseo. La cultura no es un telón de fondo: es condición de posibilidad de lo que se percibe, se recuerda y se actúa. A la vez, todo sujeto se conforma en sistemas (familiares, institucionales, mediáticos) que retroalimentan conductas y expectativas. Y, en la escena terapéutica, lo que se dice y calla, lo que se repite y se interrumpe, se cifra transferencialmente.
El método PH parte de tres tesis:
Lo personal es relacional (en clave sistémica);
Lo relacional es culturalmente significado (en clave antropológica);
Lo significado se procesa en conflicto y deseo (en clave psicoanalítica).
Estas tesis obligan a tratar la cultura como eje clínico, no como dato descriptivo; a trabajar con patrones (bucles, rituales, guiones) más que con rasgos individuales aislados; y a inscribir la memoria en los cuerpos, las prácticas y los relatos.
2. Fundamentos teóricos del método PH
2.1. Mirada sistémica: circularidad, contexto y retroalimentación
La teoría general de sistemas (von Bertalanffy) y su apropiación en terapia familiar mostraron que los síntomas cumplen funciones en totalidades relacionales, con causalidad circular más que lineal (Bateson). La clínica sistémica (Minuchin; Bowen) aportó herramientas para mapear límites, alianzas, triangulaciones y patrones homeostáticos. Para el método PH, esto significa cartografiar nodos y bucles en redes múltiples (familia, trabajo, comunidad, plataformas digitales), y observar cómo ciertos patrones se amplifican o amortiguan según el contexto.
2.2. Antropología de la cultura: significados, habitus y endoculturación
Desde la antropología interpretativa, Geertz concibe la cultura como “telarañas de significado” que organizan experiencia y acción (y que podemos leer por descripción densa). Bourdieu, desde la teoría de la práctica, introduce habitus y campo, mostrando cómo las disposiciones se incorporan y se reproducen en prácticas. La endoculturación (Herskovits) nombra el proceso por el cual se interiorizan patrones culturales desde la infancia, proceso que continúa a lo largo del ciclo vital a través de socializaciones sucesivas. En clínica, esto habilita a leer síntomas como efectos de guiones culturales incorporados y como intentonas de agencia en mundos normados.
2.3. Memoria cultural y corporalidad
La memoria no sólo es individual; es social y cultural (Halbwachs; Assmann). Connerton subraya cómo las sociedades recuerdan mediante prácticas corporales y rituales, no sólo por inscripciones textuales. El método PH asume que las memorias adscritas a la endoculturación se sedimentan en gestos, posturas, entonaciones y rituales cotidianos, y que las intervenciones deben tocar esos soportes —no sólo el contenido representacional— para producir cambio sostenido.
2.4. Lenguaje, discurso y cognición situada
La psicología del habla (Levelt) ofrece un andamiaje para entender la producción del discurso (intención → formulación → articulación), mientras que los enfoques de análisis del discurso (Gee; Fairclough) permiten leer cómo el lenguaje hace cosas: instituye identidades, legitima relaciones, reproduce o resiste poder. La socialización del lenguaje (Ochs & Schieffelin) muestra que hablar es aprender a ser alguien en una comunidad. Para el método PH, el eje psicolingüístico busca re-figurar metáforas, marcos y actos de habla que mantienen los patrones; el eje cognitivo trabaja con supuestos y esquemas culturales; y el eje simbólico abre la escena a ritos, objetos y narrativas que re-anclan lo nuevo.
2.5. Clínica colaborativa y narrativas
La tradición colaborativa y dialógica (Anderson) y el dispositivo del equipo reflexivo (T. Andersen) redefinen al terapeuta como conversador-investigador que co-produce significados con el consultante. La terapia narrativa (White & Epston) aporta prácticas para externalizar el problema y re-autorizar relatos de identidad. El método PH integra estas corrientes para sostener un posicionamiento participativo: investigar con la persona y su red, no sobre ellas.
3. El método PH paso a paso
3.1. Principios rectores
Cultura como eje: toda hipótesis clínica se contrasta con descripciones densas de contextos culturales y campos de práctica.
Relacionalidad: se leen patrones (secuencias, acoplamientos) en múltiples sistemas.
Transferencia reflexiva: el/la terapeuta se reconoce parte activa del sistema analítico, afectando y siendo afectado/a.
Colaboración: se privilegian técnicas participativas, inspiradas en investigación-acción y pedagogías críticas.
3.2. Fases del proceso (cíclicas y flexibles)
Fase A — Encuadre y co-contrato
Construir un acuerdo de colaboración (propósitos, límites, ética, participación de terceros significativos).
Nombrar el eje cultural desde el inicio (preguntas sobre normas, rituales, metáforas familiares o de oficio).
Fase B — Cartografía ecosistémica
Mapa de sistemas relevantes (familia extensa, trabajo, barrio/comunidad, redes digitales, instituciones).
Identificación de bucles (p. ej., “demando-me retiro / me retiro-me demandan”) y rituales (horarios, comidas, saludos, silencios).
Fase C — Lectura cultural y memoria
Micro-etnografía de la vida cotidiana (diarios breves, fotografías de objetos significativos, genealogía de frases heredadas).
Indagación de memorias encarnadas (gestos, tonos, sensaciones recurrentes en situaciones típicas).
Fase D — Experimentación guiada
Diseño de ensayos conversacionales, intervenciones rituales mínimas y pruebas de metáforas alternativas.
Incluir a la red significativa para co-probar cambios en las interacciones.
Fase E — Co-evaluación y continuidad
Devolver cartografías y líneas de tiempo; ajustar hipótesis.
Cerrar con planes de mantenimiento y rituales de transición.
4. Los tres ejes terapéuticos del método PH
4.1. Eje psicolingüístico: metáforas, marcos y actos de habla
Objetivo
Transformar los andamiajes discursivos que fijan el problema.
Herramientas:
Metaforología clínica: identificar metáforas dominantes (“cargar con…”, “trabar-se”) y proponer metáforas habilitantes (“acompasar”, “afinar”, “tejer”). (Lakoff & Johnson).
Re-encuadre crítico: examinar cómo ciertos términos traen regímenes de poder (Fairclough).
Guiones conversacionales: practicar actos de habla alternativos (pedir vs. exigir; declarar límites vs. insinuarlos).
Externalización narrativa: separar “la persona” del “problema” (White & Epston).
Ejercicio breve:
“Diccionario de casa”. En sesión, co-construir un glosario de frases heredadas (p. ej., “aquí las cosas se hacen así”). Para cada entrada, escribir orígenes probables, efecto en el cuerpo y alternativa preferida. Practicar su uso en situaciones reales y registrar efectos.
4.2. Eje cognitivo: supuestos culturales y esquemas de anticipación
Objetivo
Identificar y flexibilizar creencias culturales que organizan la percepción.
Herramientas:
Cuadrantes de supuestos: “lo que se da por sentado” en familia/oficio/barrio/país.
Escenas anticipadas: imaginar micro-situaciones y ensayar respuestas que des-automatizan.
Distribución de la cognición: trasladar tareas o decisiones a artefactos/aliados (Hutchins).
Habitus en acto: observar regularidades y experimentar micro-desplazamientos (Bourdieu).
Ejercicio breve:
“Semáforo de guiones”. Tres columnas: guión rojo (repite el patrón), amarillo (lo modula), verde (lo transforma). Diseñar y probar una acción “amarilla” y otra “verde” en la semana.
4.3. Eje simbólico: rituales, objetos y memoria encarnada
Objetivo
Intervenir en los soportes performativos de la memoria cultural (Connerton).
Herramientas:
Rituales mínimos: cambios deliberados en secuencias (orden de comer, lugar en la mesa, saludo inaugural en reuniones).
Objetos transicionales: incorporar un objeto que marque el pasaje de estado (Turner) y ancle el nuevo relato.
Cartografías sensibles: dibujar el espacio cotidiano señalando “nudos” de tensión y micro-prácticas de cuidado.
Ejercicio breve:
“Umbral”. Diseñar un rito de inicio y cierre de jornada (palabra, gesto, música breve). Registrar sensaciones y efectos en los bucles relacionales.
5. Condición colaborativa y participativa
El método PH adopta un acuerdo participativo inspirado en la investigación-acción latinoamericana (Fals-Borda) y las pedagogías críticas (Freire): la producción de conocimiento terapéutico se hace con las personas y sus comunidades, buscando empoderamiento y concientización (reflexión-acción). En lo clínico, se traduce en talleres micro-etnográficos, co-análisis de relatos y devoluciones gráficas (mapas, líneas de tiempo) donde los y las consultantes corrigen e interpretan los hallazgos.
Además, la tradición colaborativa en psicoterapia (H. Anderson) y el equipo reflexivo (T. Andersen) ofrecen formatos conversacionales donde el/la terapeuta transparenta su pensar, expone hipótesis como hipótesis, solicita consentimiento para cada intervención y acoge retroalimentación en vivo.
6. Procedimientos y herramientas del método PH
Entrevistas de doble entrada (persona/red): cada entrevista incluye 15’ para un tercero significativo (presencial o remoto) que aporte contrapuntos.
Diario de prácticas (no de “síntomas”): registro breve (3–5′) de situaciones con foco en secuencias, frases y cuerpos (qué se dijo, quién, cómo y qué se sintió/hizo).
Mesa de objetos: sesión quincenal donde la persona trae objetos cotidianos (llaves, taza, prenda) para leer su biografía simbólica y negociar nuevos usos.
Cartografía ecosistémica: diagrama vivo (pizarra/ficha digital) con nodos, flujos y rituales; se actualiza a cada co-evaluación.
Tareas ecosistémicas: acciones fuera de consulta que involucran entornos (p. ej., renegociar un saludo en el trabajo; mover un mueble que estabiliza un rol; enviar una carta ritual).
Devoluciones narrativas: textos o audios que re-figuran hitos del proceso; se leen y corrigen con la persona. (White & Epston).
7. Ejemplos sintéticos de aplicación
Caso 1:
“Siempre termino cediendo” (adulto joven, organización de salud)
Lectura PH: bucle “demanda-retirada” sostenido por metáforas de servicio-sacrificio y por rituales laborales (correos nocturnos, saludos que asumen disponibilidad).
Intervenciones:
Eje psicolingüístico: sustituir “estar disponible” por “estar accesible con límites”; practicar actos de habla de aplazamiento.
Eje cognitivo: identificar el supuesto “si pongo límites, dejo de pertenecer”; diseñar pruebas graduales de pertenencia con límite.
Eje simbólico: rito de cierre de jornada (apagar notificaciones + colocar objeto-umbral en el escritorio).Resultado: reducción del patrón de cesión sin deterioro de pertenencia; nuevos micro-contratos con colegas.
Caso 2:
“No puedo hablar en reuniones” (mujer migrante, área educativa)
Lectura PH: memoria de vergüenza adscrita a endoculturación escolar (no interrumpir, no contradecir a la autoridad).
Intervenciones:
Psicolingüístico: guión de entrada con saludo culturalmente situado; ensayo de preguntas puente.
Cognitivo: re-evaluar el supuesto “preguntar = ignorancia”; construir marco de curiosidad experta.
Simbólico: pequeño objeto de anclaje (lapicera heredada) para marcar el turno de palabra.Resultado: participación sostenida en 3 reuniones; feedback positivo de pares.
8. Ética, cuidados y límites
No esencializar la cultura: describir prácticas situadas, evitando estereotipos. (Geertz; Bourdieu).
Consentimiento informado dinámico: cada co-construcción (grabaciones, talleres con red) requiere renovar acuerdos.
Riesgo de sobre-exposición: al trabajar con redes, cuidar confidencialidad y ritmos de participación.
Derivación responsable: el método PH complementa, no reemplaza, intervenciones médicas o legales cuando corresponde.
Reflexividad del terapeuta: supervisión y diario contratransferencial para registrar cómo el/la terapeuta entra en los bucles que analiza (Anderson; Andersen).
9. Discusión: alcances del enfoque
El método PH no inventa de cero: integra tradiciones robustas —sistémica, antropológica, psicoanalítica y dialógica— en un diseño operativo centrado en cultura, patrones y memorias.
Su originalidad reside en:
Hacer de la cultura un eje clínico explícito, con técnicas para leerla y transformarla en práctica;
Triangular tres ejes (psicolingüístico, cognitivo, simbólico) en cada intervención;
Instituir la colaboración como condición de método (investigación-acción, pedagogía crítica, conversación colaborativa).
10. Conclusión
El método PH (Psico-Antropológico) ofrece un marco y una caja de herramientas para acompañar subjetividades situadas, tratando la cultura como campo de intervención, la red como condición de cambio y la transferencia como brújula ética. En un tiempo de aceleración y multiplicidad de pertenencias, integrar sistema, cultura y deseo permite pasar del problema como atributo al patrón como práctica, y de la explicación a la transformación compartida.
Referencias
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